(Composición Ecológica)
Autor: David Torres Celi
El cardo es una planta que vive en un ambiente extremadamente hostil, algunas veces en coloquios amicísimos con refulgentes algarrobos, lánguidos overales, exóticos eucalipto, furiosos hualtacos, rebosantes ceibos, ataviosos cedros, pero como es de noble forjadura prefiere enfrentarse solo a este avatar cotidiano de vivir o morir.
El cardo tiene el perfil draconiano, su cuerpo es inexpugnable, cubierto con una coraza verde aterciopelada de delicada fibra que adopta diversas poses metamórficas como: a la figura musculosa del dios Hercules de la mitología griega y romana, a un decidido y desafiante pistolero del viejo oeste norteamericano, a un candelabro con una millarada de cirios encendidos que se derriten y doblan por el fuego penetrante, a una cabeza ostentosa e irónica que luce orgullosos un añoso cérvido. Sus hojas se han transformado en pencas donde retiene con sacrificio celestial el jugo que lo mantiene latente; casi no transpira y se aletarga en vigilia capeando al infortunio que lo atosiga sin piedad
El cardo tiene el temperamento alegre y jocoso, se excita y deleita con el fugaz rocío que le arrebata a la brisa en sus magnánimos amaneceres, cuando de repente hinca sus filosas púas se ríe "a boca ancha" al ver el rostro ruboroso y tírrico de aquel desprevenido curioso, pues el dolor le ha tocado la médula; también es tierno y cariñoso arrumaca con angelical dulzura a cuanta ave quiera empollar en su cándido seno. También tiene fama de enamorador y romántico, silba a su amada cuando está inspirado y ella se enternece al escucharlo, llena de pasión le manda el recado con la abeja para tranquilizarlo, pero cuando desdeñan su amor, llora en silencio, para que ni Dios se entere de esta incontenible emoción que lo ahoga y le desgarra el corazón.
El cardo es otro mártir de la felonía natural y del descendiente de Caifás, quienes traman amortajarlo, pero como es un virtuoso en la necesidad los intriga, los atormenta, porque siempre a vivido en los extremos de la vida. La muerte es simplemente la verdad cotidiana que fortalece y vivifica su alma.
El cardo es una planta de resonancia universal: Tiene la paciencia y convicción de un misionero, quien renuncia a los arrebatos clamorosos de su cuerpo voluptuoso por el compromiso penitente con su Hacedor. La fortaleza y sabiduría del salmón, quien atraviesa una severa y tormentosa senda, para llegar a su gélido destino, rebosar sus entrañas y cumplir con el ritual sublime de perpetuar la vida. Por su abnegación, generosidad y cautela se dibuja en él al avaro de Moliere, rebajándolo a una simple caricatura de pordiosero sin fe. Luchador temerario, tenaz y perseverante. Valiente y digno en la adversidad, recalcitrante en el dolor. El retumbar apocalíptico del trueno enmudeció al ver rebajado su esfuerzo y se difuminó como una burbuja en el aire.
¡Cardo grandioso! Por tu heroica existencia y admirado por tu hidalguía y bravura el Titán del Morro de Arica, te saluda desde la eternidad y conociendo tu gloriosa estirpe te conmina a seguir resistiendo hasta después del juicio final.
*San Pedro, cardo que se le atribuye la cualidad de silbar.
*El Titán del Morro. Coronel Francisco Bolognesi, el más grande héroe peruano.