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LA TEMPLANZA DEL ALGARROBO



(Composición Ecológica)
Autor: David Torres Celi



El algarrobo crece verde y frondoso, en lugares donde su raíz hinca la tierra hasta florecer. En el páramo, aunque choposo y maltrecho, tiene el trabajo frustrante de brotar y sobrevivir a este hastío pertinaz

Quién cuando pequeño no le ha quitado un poco de sus lágrimas tiernas y pegajosas, para cumplir con alguna tarea. Qué paladar no se ha deleitado con el agradable aroma de su madero, y hay quienes aseguran que cuando crujen sus leños, se asemejan al endiablado bramar de un volcán en celo. Pero se ve manso y bonachón, que muchos lo tenemos como un místico centinela, “nos arrimamos a su sombra y como si supiera que estamos ahí, agita sus ramas, para darnos su dulce y agradable aliento”.

El algarrobo es un árbol con características singulares, tiene hojas pequeñas y le han salido espinas para evitar que el sol, con sus rayos incandescentes le arrebate el sublime líquido que atesora con celosa prudencia. Por "guardar pan pa' mayo" le han puesto "el paradigma de la austeridad" nombre que lo acepta con cariño y humildad.

Su fruto en infusión ¡Qué maravilla! Prodigioso almibarado afrodisíaco, para quienes los años los van dejando sin contemplaciones y dizque que a las mujeres les retoña sus entrañas. Es el árbol más popular y conocido, anfitrión nato del pueblo, por todas partes da la bienvenida a cuanto osado lo quiera conocer

Por ser roca viviente la naturaleza lo somete a un castigo impío, pero cual soldado herido en su honor, está dispuesto a morir de pie. Guerrero del bosque sobrio y misterioso, comparado con los gigantes de la gibas de los desiertos, pero es más sabio y valiente. Altivo, conocedor extremado de sus crueles enemigos. Contumaz, manipulador incomprensible, es lo que lo hace más extraño. Ya no debería de existir, pero se multiplica como las estrellas en una noche de cielo claro.

Extraña criatura, con alma de niño y temple de acero, quien lo parió lo maldice y el hombre en silencio cómplice lo azota, pero como es rebelde y caprichoso, los reta y desdeña con su eterna existencia.

Cuenta la mitología, que el dios Olimpo se sonrojó al ver su tesón y resistencia y en pérfida acción solapó su hazaña, y se cree que los profetas se olvidaron de poner su nombre en la Biblia o es que él, ¿se hizo así mismo?

Ante la adversidad defiende su causa, sin lograr de ti, un solo gemido y espera sereno y sigiloso la llegada de nuevos tiempos.